AMBRUNESES
Un día dejas de besarle al amanecer, otro olvidas el beso de buenas noches. Un día no te preocupa si llega o no tarde a casa, otro ya no preguntas de donde vienes. Un día, te sorprendes preparando cera para una, y poniendo dos platos de postre. -¿Dos?. -Si, dos, es primavera. Las cerezas se comen en dos platos, uno para las picotas y otro para sus pipos besados.
jueves, 7 de julio de 2011
Arnau Olivella Colomer de 9 año, ganador I Concurso de Microcuentos PICOTA DEL JERTE
TITULO: MAGIA ROJA
Había una vez un niño de seis años que siempre se quedaba castigado sin patio en el colegio porque no le gustaba la fruta para merendar. Veía a los otros niños jugar desde la ventana y rabiaba. Una tarde, al abrir la fiambrera, encontró una especie de canicas rojas, oscuras y brillantes. Una nota de mamá ponía: “Si pruebas estas pequeñas bolas de energía, sucederá algo mágico”. Bah, pensó el niño, son pequeñas, sólo una. Ummm. Bueno, otra más. Ñam, ñam. Y otra. Caramba. Y dos más. Y tres, y cuatro, y cinco. ¿Ya puedo salir al patio, profesora? Yuhuuu! Saltaba el niño como Spiderman, se sentía fuerte como Hulk y corría como Superman. Mientras recordaba el sabor dulce, sentía como la magia corría por sus venas. Y a partir de entonces, cada primavera, esperaba su fiambrera con canicas rojas mágicas, que su hermana mayor le había dicho que se llamaban cerezas picotas del Jerte, pero qué sabría ella…
Había una vez un niño de seis años que siempre se quedaba castigado sin patio en el colegio porque no le gustaba la fruta para merendar. Veía a los otros niños jugar desde la ventana y rabiaba. Una tarde, al abrir la fiambrera, encontró una especie de canicas rojas, oscuras y brillantes. Una nota de mamá ponía: “Si pruebas estas pequeñas bolas de energía, sucederá algo mágico”. Bah, pensó el niño, son pequeñas, sólo una. Ummm. Bueno, otra más. Ñam, ñam. Y otra. Caramba. Y dos más. Y tres, y cuatro, y cinco. ¿Ya puedo salir al patio, profesora? Yuhuuu! Saltaba el niño como Spiderman, se sentía fuerte como Hulk y corría como Superman. Mientras recordaba el sabor dulce, sentía como la magia corría por sus venas. Y a partir de entonces, cada primavera, esperaba su fiambrera con canicas rojas mágicas, que su hermana mayor le había dicho que se llamaban cerezas picotas del Jerte, pero qué sabría ella…
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